oma, la ciudad de algunos de los monumentos más famosos del mundo, como el Coliseo o La Fontana di Trevi, es también la ciudad de las mil iglesias; una metrópoli caótica que es tan particular que alberga dentro de sí todo un estado –como es el Vaticano-; además de todo esto, es reconocida por ser capital de un país con una de las cocinas más populares a nivel internacional.
Al escuchar el nombre de Roma muchas personas todavía piensan que se trate solamente de un conjunto de ruinas de la época del antiguo imperio. Sin embargo, hoy en día es algo más que la cuna del S.P.Q.R. -Senatus Populusque Romanum (el Senado y el pueblo de Roma) -. En efecto, se trata también de la mayor expresión mundial de arte barroco, sin olvidar la presencia de la arquitectura fascista de la primera mitad del siglo XX – cuyo más claro ejemplo fue la remodelación que tuvo lugar con la apertura de la Via della Conciliazione, larga avenida que permite observar San Pedro desde lejos, sustituyendo los callejones existentes con anterioridad en la zona-.
Pero Roma son muchas más cosas: es un museo al aire libre, como muy a menudo se escucha, repleta de esculturas y fuentes preciosas en sus preciosas plazas, además de casi una veintena de obeliscos, traídos en su mayoría directamente de Egipto tras su conquista. Es también una de las ciudades más caóticas en cuanto al tráfico de Europa; es una capital que seguramente le sorprenda por la suciedad y el aspecto decadente de muchas de sus calles, por la irregularidad del firme, por la belleza de la práctica totalidad de los edificios.
Roma es la ciudad de las famosas siete colinas históricas, esto es: el Campidoglio, Aventino, Palatino, Celio, Esquilino, Quirinale y Viminale. Hoy en día, no obstante, se encuentran incorporadas a la capital otras elevaciones como el Monte Mario, el Gianicolo, el Pincio o los montes de Parioli, Sacro y Monteverde.
Por otra parte, Roma es un lugar para pasear y pasear: en la inmensa gran mayoría de las ocasiones merece la pena desplazarse caminando, pudiéndose aprovechar de este modo para conocer barrios, calles, fuentes y monumentos, hecho que la convierten en un suplicio para los pies, que acabarán seguramente hechos polvo al final de la jornada cuando llegue a aquel hotel o apartamentos en Roma en el que haya establecido su base para descubrir la ciudad.
Roma es una ciudad luminosa de día y muy oscura de noche -exceptuando ciertos monumentos como la Basílica de San Pietro o Piazza Venezia, se encuentre en una penumbra casi perpetua-. Algo que poca gente sabe es que es la ciudad más verde de Europa, con 128.500 hectáreas y villas como Villa Borghese, Villa Ada, Villa Torlonia, Villa Pamphili…
A Roma se la quiere e incluso puede llegarse a odiarla: con casi total seguridad, volverá a casa fascinado por ella tras 4 ó 5 días de turismo, siendo otra cosa distinta permanecer en ella temporadas más largas, cuando sufrirá más acuciantemente sus medios de transporte, sus elevados precios, las manifestaciones y huelgas que cada dos por tres inundan la ciudad, y cuando probablemente acabará harto de aquella pizza y aquellos platos de pasta que tan gratamente le sorprendieron nada más aterrizar en ella.
Por último, merecería la pena destacar el indudable carácter de ciudad del sur de Italia en muchos sentidos, aunque geográficamente se encuentre en el punto medio de la península Itálica, y aún tratándose de la capital del país. Este carácter, menos cosmopolita y más ‘pueblerino’, se respira a cada paso por la ciudad. El hecho es todavía más llamativo si tenemos en cuenta que dispone de casi 3 millones de habitantes, casi 4 con su área metropolitana, la más poblada de Italia.
En definitiva, y ya que Tutte le strade pórteno a Roma – ‘Todos los caminos llevan a Roma’-, coja uno cualquiera y llegará a una de las ciudades, sin duda, más fascinantes del mundo.
(De Voyaroma.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario